lunes, 31 de marzo de 2008

Caminante en una Isla

El caminante ya agotado no ha tenido otra opción que situarse a descansar a la luz de los finos rayos de sol y bajo los cocoteros que nacen a la orilla de la playa. Se han cerrado sus ojos y visualiza la hermosura de un enorme cielo azul, que en lo profundo se confunde con el horizonte tranquilo del mar. Ahora ha descubierto la tranquilidad, la pasividad de lo que en antaño era un lugar perdido solo recordado por los piratas y corsarios que hacían de su arena un rincón de escondrijo de innumerables tesoros. Esta Isla, situada al sur de la provincia de La Habana, es llamada por muchos la tierra de los mil nombres, en alusión a las denominaciones recibidas durante los siglos, transcurridos desde su hallazgo a la fecha. El almirante Cristóbal Colon fue precisamente quien descubrió ese territorio cuando cumplimentaba su segundo viaje a la región, y lo llamó San Juan Evangelista.

Posteriormente Isla de las Cotorras, las cotorras inundan este islote con sus colores vivos y su manera peculiar de parlotear constituyeron un inigualable atractivo desde antaño y del Tesoro, ya comentado figuran entre sus primeros nombres, en una época donde desde el siglo XVI y hasta el XVIII la ínsula sirvió de refugio a varias tripulaciones de piratas y corsarios, que dejaron aquí olvidados muchos tesoros. Para los aborígenes, era simplemente Siguanea, mientras la denominación de Isla de Pinos fue la más duradera, por los bosques de pinos que pueblan esta región.

El territorio, integrado entre los 672 cayos e islotes que conforman el archipiélago de los Canarreos, muestra a quien la visita una accidentada costa con vegetación exuberante y un relieve donde están presentes los mogotes. Bajo su capa vegetal, las singulares elevaciones encierran un inapreciable tesoro de mármol en las diversas variedades, otorgando además un toque singular al entorno del territorio.

Convertida en zona protegida por los elementos naturales y arqueológicos que encierra, posee espesos bosques tropicales donde se localizan iguanas de gran tamaño, jutías, palomas rabiche y puercos cimarrones, también he visto venados entre otras especies de animales conservados en su entorno natural.

Por otra parte se encuentra El Parque Nacional Marino de Punta Francés, en el litoral sudoeste de la Isla de la Juventud, figura como un sitio de obligada estancia para el disfrute de excelentes áreas de playas, variadas ofertas náuticas y excursiones por tierra a puntos de interés de la geografía de la isla. La selección del lugar tiene su origen en una virgen y rica naturaleza, la transparencia de los fondos marinos y el hecho de contar actualmente con una de las barreras coralinas mejor conservadas del planeta. Precisamente, en el área de esa región se ubica la zona de buceo vinculada al Hotel El Colony, con un tramo de costa de seis kilómetros de extensión -localizado entre Punta Pedestales y Punta Francés- que muestra un entorno marino único. Para los amantes de las actividades subacuáticas están listos 56 sitios de inmersión, varios de ellos con importantes colonias de corales, gorgonias y esponjas, además de la existencia de cuevas, pasadizos y túneles. ,

Los expertos destacan en especial la belleza espectacular de puntos de inmersión con los nombres de Pared de Coral Negro, Túnel del Amor, Cueva Azul, El Pasaje Escondido, Cueva de los Sábalos, Piedra de Coral, EL Salto, Ancla del Pirata, Paraíso de las Levisas y Pequeño Reino, lugares de sin igual belleza y toque natural. Aún el caminante no sale de su letargo lo dejaremos tranquilo para que sus sueños puedan llegar a lo más alto y así en elevado deseo lleguen a ser reales, como todos los sueños deseados.