Inicios
En Isla de Pinos, a comienzos del siglo XX, resultaba muy fácil para los pineros reconocer a los caimaneros entre los extranjeros residentes en aquel territorio. La cosa se complicaba con los asiáticos y con gente de otras nacionalidades, pues a los japoneses les llamaban chinos, y los canadienses y europeos allí asentados eran para ellos, de manera invariable, americanos. De ahí la dificultad de los historiadores para precisar la existencia de una colonia formada por más de cincuenta familias provenientes de Canadá que en aquella fecha llegaron a la isla en busca de fortuna. Se les tenía como estadounidenses y a William Joseph Mills, el más conspicuo de sus personajes, como a uno de los más grandes inversionistas de Estados Unidos en la zona. Pues no. En verdad William Joseph Mills nació en Bingranton, Ontario, Canadá, y en Isla de Pinos, donde falleció, pasó los últimos cuarenta años de su vida. Era el propietario y presidente de
Al arribar a Isla de Pinos, Mills construyó de inmediato una casa de madera para vivienda, al estilo de las existentes en su país natal, al lado del río Callejón, cerca del poblado de Santa Bárbara. Allí residiría hasta el final de su vida y su compañía fue una de las empresas más importantes del territorio, pues dominaba completamente el tráfico marítimo hacia y desde
Esta insula ha estado asotada por huracanes y cicloes y es de recordar el ciclón del 20 de octubre de 1926 el que fue terrible para
Tanto fue el estrago que funcionarios de la embajada británica en
El historiador Colina
«... todos los asentamientos humanos en mayor o menor medida fueron destruidos. El puerto de Nueva Gerona está en ruina. Los árboles han sido derribados, ocho o diez barcos están completamente destruidos, la mayoría de los edificios han quedado en los cimientos y muchos de aquellos que no fueron derribados han sufrido daños tan severos que son virtualmente inhabitables».
También en otras localidades eran evidentes los estragos. «La villa de Santa Bárbara, en la cual vive un gran por ciento de los canadienses, ha quedado en la cimentación de las casas y las condiciones en Santa Fe son peores... Ni siquiera el diez por ciento de las viviendas de los plantadores que entrevisté puede ser reparada».
Las pérdidas resultaron también cuantiosas para Mills. Las aguas del río Las Casas salieron de su cauce y la fuerza del viento convirtió en amasijos algunos de sus barcos y a otros se los llevó muy lejos de la orilla. Pero el empresario supo sobreponerse a las dificultades y se las arregló para mantener el monopolio de la transportación marítima.
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